HISTORIA DE ROVIRA

El municipio de Rovira (antes Miraflores) como muchos otros del país ha tenido su propia historia. Una retrospectiva que abarca varios siglos desde las primeras raíces aborígenes hasta hoy día. Localizado en las estribaciones de la Cordillera Central, el escenario geográfico esta determinado por las cuencas hidrográficas de tres grandes ríos: El Coello, El Luisa con su afluente el Guadual y el Cucuana con sus afluentes Chilí, Tuamo y Manso tributarios todos del Magdalena en su margen izquierda aguas abajo. La red intrincada de corrientes hídricas hacen de Rovira un territorio privilegiado y por consiguiente productor de agua de la mejor calidad. Entre las alturas montañosas sobresalen: El Páramo de los Gómez, el Alto de Pelahuevos, el Alto de Pabellón, el Páramo de la Reina y las Cuchillas de Waterloo, Santo domingo, San Pedro, San Juan, La Chapa y Buenavista. La Primera Historia.
Hace cerca de unos 10.500 años aparecieron por las laderas de la Chapa algunos grupos emigrantes nómadas. Dejaron sus huellas en artefactos de cacería y restos de pedernales por las cercanías de la Piedra del Imán y por la Barrialosa. Siglos mas tarde: 600 años D. C. Incursionaron algunos grupos pertenecientes a los Caribes. Puede decirse que, son los primeros habitantes que consolidan un asentamiento propiamente dicho en las localidades que hoy se conocen como Boquerón y Chimbá, los cuales amplían su territorio hacia el suroriente. Fueron ocupando, indistintamente, varias laderas sobre los ríos Chilí y Cucuana. La condición estratégica del lugar fomentó la consolidación de un grupo social mucho más estable tácticamente y económicamente, que basando su sustento en una incipiente recolección de frutos y una amplia y variada cacería, dominaban a los grupos vecinos y los obligaban a rendir tributación de hombres y especies.. Deambularon por sitios como El Corazón, Hervidero, San Pedro, Bolaños y Calarma. Estratégicamente cuidaban la cuenca del río Cucuana, que les facilitaba la comunicación con los pueblos del Llano abierto y les permitía controlar el camino hacia la Cordillera Central, Pero entre siglo y siglo fueron surgiendo alianzas y rivalidades entre los grupos más destacados. Estaban allí los Chapíes y los Calarmas pertenecientes al ramal de los Pijaos y los Guacoes al ramal de los Panches. En el momento de darse la transculturización hispana, varios de los entornos de naciones indígenas, si así puede llamársele, quisieron subsistir oponiendo terrible resistencia. En el Valle Central del Magdalena tanto los Panches como los Pijaos dominaban extensos territorios.
La nación Panche, con el grupo de los Guacoes, había logra.do adentrarse hasta el cañón natural por donde corre el río Luisa y establecieron su asentamiento en lo que hoy es Santa Rosa y Guacó. En el extremo sur del municipio, Los Chapíes y Los Calarmas –grupos Pijaos- defendían el territorio del Cucuana, que parece significar “Río Secreto”. En una estrategia de dominio guerrero, Los Chapíes se trasladan al norte del cañón del río Luisa, al sector montañoso conocido hoy día como La Chapa, de donde parece se deriva el nombre del grupo indígena. Este momento histórico parece coincidir con el año de 1566, época en que los Pijaos hostigaban a los Panches, y las primeras incursiones de españoles intentan fundar al sur varias aldeas. Una de ellas, de duración efímera, existió en lo que hoy se conoce por Hervidero. Entonces, Calarmas y Chapíes se unen para liquidar la primera fundación de españoles y la incendian. Entre tanto, el grupo de los Guacoes se fortalece en número y defendía su dominio: ahora habían bordeado la quebrada de Barragán, suben el río Luisa a buscar sus nacientes y deambulan por aquellas mesetas. Juan de Borja ejerce por parte de las tropas hispánicas la conquista del territorio Pijao. Cuenta la tradición que “la fundación de una nueva aldea se hace sobre las ruinas de la que primero ya había existido en Hervidero. Se realiza en el año de 1570”.